miércoles, 20 de febrero de 2013

EL TACORA Y EL HEROICO Y OLVIDADO ROBERTO FREYRE

Existe una clara limitación para el interesado en conocer su pasado patrio a la hora de documentarse sobre el tal. La Biblioteca Pública de la ciudad está más cerrada que abierta al público, como ya lo adelantábamos en entradas anteriores (La Biblioteca I y La Biblioteca II). Los “libros” escolares que uno con suerte logra robar a la común indiferencia de estos días son superficiales y ligeros de peso, es decir, no contienen información detallada. Lejanos están, además, los días en que, desde una biblioteca no tacneña leíamos los pocos libros que sobre Tacna se exhibían.  De no ser por la ventaja de Internet, los pocos datos que aquí se consignarán no habrían sido posibles. La Red, empero, nos ofrece mucho menos de lo que hubiésemos deseado.

Uno de los que Fredie Gambetta llama Tacneños Notables es Roberto Freyre Arias, de quien dice en su lista:

ROBERTO FREYRE. En la imprenta de su padre edita EL TACORA, que fuera empastelado, con LA VOZ DEL SUR, en 1911, por las turbas chilenas por defender la peruanidad de Tacna y Arica. Fue víctima además del saqueo de su biblioteca y agredido físicamente. Como resultado de esos abusos, falleció en Lima el 18 de octubre de 1918.


Fue Jorge Basadre, en uno de sus escritos quien hizo que me picara la curiosidad por conocer a este personaje de nuestra historia. Un subtítulo de su Infancia en Tacna* contiene la siguiente frase: “El Tacora y el heroico y olvidado Roberto Freyre.” Al leer el ensayo, uno se siente sorprendido de no haber conocido –hasta ese momento- ni siquiera el nombre de este ilustre tacneño. La última nota a ese tema fue determinante para indagar y difundir al señor Freyre. En ella se lee la queja de Basadre de que  “Ninguna calle  de Tacna lleva  el nombre de Roberto  Freyre.” Hoy en día, por lo que he buscado, este desatino parece que está superado: ya existe una calle Freyre.


No se me va a ocurrir parafrasear lo que ya otros han escrito sobre este señor; a lo mucho agregaré datos a mi expositor principal. Entonces, dele, don Jorge, ¿quién fue y que hizo Roberto Freyre?


El 18 de julio de 1911, unos ochocientos trabajadores del ferrocarril de Arica a La Paz enviados a Tacna para una manifestación nocturna, ya que en esta ciudad era imposible reunir una masa similar, asaltaron y destruyeron, durante más de cuatro horas, las imprentas que publicaban los dos diarios peruanos La  Voz del Sur y El Tacora, situadas a muy pocas cuadras del cuartel de la policía.
Así cumplieron con lo anunciado en uno de los cartelones que portaban: “No queremos más panfletos, Ni más Freyres ni Barretos.” Y como si tales hazañas no fuesen suficientes, entraron al Club de la Unión, centro social donde se reunía la población de la misma nacionalidad, hicieron añicos el mobiliario y dañaron gravemente el local.
 
Don Andrés Freyre Fernández, de tanta importancia en la historia de la imprenta en Tacna, tuvo seis hijos; Andrés que fue militar con hazañas en las campañas de Tarapacá y de la Breña, Carolina, Clorinda, Ricardo, Eloísa y Roberto.
Las obras dramáticas, poéticas y narrativas de Carolina son bastante conocidas. De su matrimonio con el periodista boliviano Julio Lucas Jaimes, cónsul de su país en Tacna durante un tiempo, nació el gran poeta Ricardo Jaimes Freyre que fue, además, diplomático y estadista de notable actuación. En cambio, las poesías de Clorinda, editora de El Ramillete (1889) en la imprenta de su padre, han quedado en un nivel local.  La Revista del Sur que Andrés Freyre publicara desde 1866, la cerraron los chilenos en 1880. En su reemplazo apareció desde 1882 El Tacora, cuya dirección ejercieron inicialmente el mismo Andrés y, desde 1909, su hijo Roberto Freyre Arias, nacido el 11 de mayo de 1870.
Del peruanísimo espíritu de este diario de combate inmensamente popular, hemos visto una joya: una cartulina que puede caber en el bolsillo y lleva el almanaque para 1902 a un lado y el altanero "Himno de Tacna" de Modesto Molina al otro. El Tacora tuvo, junto a una sección editorial con informaciones alentadoras sobre la reconstrucción y el progreso al Perú y críticas implacables a las autoridades de la ocupación, hirientes y jocosas letrillas que no perdonaban al Intendente, los jefes militares o a los funcionarios judiciales o administrativos. La venganza no tardó en funcionar. El 28 de noviembre de 1910, un grupo de asaltantes forzó las puertas del diario en la céntrica calle San Martín, a dos cuadras del cuartel de policía, saqueó la casa habitación de la familia Freyre y maltrató a las personas que allí se encontraban. La venerable dama Juana Arias de Freyre, que contaba ochenta y nueve años de edad y estaba enferma e imposibilitada de moverse, fue golpeada  y  arrastrada  por  el  pasadizo.  Los  tipos  y  accesorios  de   la  imprenta quedaron esparcidos por las calles vecinas y por la Alameda. Al día siguiente, hombres, mujeres y niños se dedicaron a recogerlos uno por uno y a entregarlos a Freyre. Este reconstruyó pacientemente su taller y, después de algún tiempo, El Tacora volvió con el brío de siempre a conmover a la población peruana de Tacna.
Una noche de mayo de 1911, Freyre fue asaltado en la calle por matones embozados que aprovecharon la oportuna ausencia de la policía. No faltan tampoco quienes recuerdan aún el incidente que tuvo con el juez chileno Blanlot, quien lo atacó diciéndole que le haría comer un artículo contra él aparecido en El Tacora.
De otro episodio más impresionante resultaron  protagonistas tres viejas mujeres: doña Juana Arias de Freyre, su hermana Clorinda Freyre de Benavides y su hija Eloísa. Rufianes cobardes las golpearon sin misericordia. Una de ellas exclamó: "Parece que ustedes no  hubiesen tenido madre" Pero con nada se arredró Roberto.
Hay un periodismo que tiene el tono de los comunicados y de las proclamas de guerra. De su texto las almibaradas antologías no se nutren. Sin embargo, en horas cruciales, cumple la misión de reconfortar, estimular y acompañar a aquellos a quienes defiende y la de enfurecer a los enemigos. Ese fue el género de campaña que, cara a cara a cotidianos peligros, hizo El Tacora. Diríase que Roberto, a su manera, quería emular los hechos de su  hermano Andrés en Tarapacá y en la Breña. Mariano Lino Urqueta a su paso  por Tacna en 1910 exclamó: "¡Qué zarpa de fiera herida tiene la pluma de Freyre defendiendo su tierra cautiva!".
Se jugó íntegro, como también lo hicieron los Barreto. Cuando quedó destrozada, con las más cuidadosas precauciones técnicas, la imprenta de El Tacora la misma noche del 20 de julio de 1911 en que igual atropello liquidó a la de La Voz de Sur, cree la familia Freyre que intervino una persona entendida en esos menesteres y adjudica tan dudoso honor al abogado Salvador Allende Castro.
Las mujeres de este clan viajaron inicialmente a Mollendo. En dicho puerto les tocó sufrir hostilidades pueblerinas contra los "repatriados", los "chilenos", a quienes se les echó la culpa por un incendio ocurrido entonces y porque iban a arrebatarles el pan a los nativos. Reunido al fin con los suyos, Roberto vivió, pobre y enfermo después de tantos maltratos, sin solicitar nada, sin beneficiarse con nada, pues creía que tan sólo había cumplido con su deber.
Una de las mayores alegrías que tuvo en su crepúsculo fue las interminables charlas con su hermano Andrés, ya muy anciano. Falleció en Magdalena del Mar el 18 de octubre de 1918.

No debe ser confundido El Tacora de Tacna con la publicación del mismo nombre que en 1931 editó Rómulo Vaccaro en Mollendo.


Edición del Diario El Tacora.**


-------El atentado que sufrieron los diarios tacneños en julio de 1911 fue maquinado por el abogado chileno Salvador Allende Castro, según cree la familia Freyre. Además de las imprentas, los chilenos destrozaron el Club Unión y algunas casas del centro de la ciudad. El libro Lines in the Sand dice
The mob stoned the homes of various Peruvians including the home of the then seven-year-old Jorge Basadre, who claimed the events of the evening remained an "indelible memory" for him.*** 

El hijo de este Allende, fue estudiante en el Liceo de Tacna y llegó a ser presidente de Chile.


Como dice un artículo de Radio Uno: “Desde ese día sólo circularía en Tacna, el diario chileno "El Pacífico" reforzado por periodistas de "El Mercurio" el más importante diario de Santiago.”

Al desaparecer, primero a los sacerdotes peruanos y luego al periodismo local “el penúltimo bastión de la peruanidad”, los chilenos creían tener llano el camino para consumar la chilenización, pero “Quedaba el último bastión: la mujer tacneña” cuyo patriotismo la Historia afirma contundentemente los chilenos no pudieron  extirpar.****


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*La versión de  Infancia en Tacna que poseo, la única que alcanzo a leer, proviene del portal virtual de la UNJGB en donde se han compilado varios textos de y sobre nuestro Historiador. Una promoción por la cultura tacneña digna de encomio; sin embargo, es necesaria una revisión ortográfica mucho más cuidadosa de los escritos. La edición que usé para esta entrada está en http://slidesha.re/VKilCD

**Resulta increíble, pero esta imagen la hallé en la tienda de Mercadolibre.cl en su versión chilena, como puede notarse por el dominio. ¡Están rematando nuestra Historia y nadie hace nada por evitarlo! La dirección exacta ees: http://articulo.mercadolibre.cl/MLC-407034126-antiguo-diario-tacora-tacna-guerra-del-pacifico-1883-_JM

***LINES IN THE SAND. Nationalism and Identity on the Peruvian-Chilean Frontier, William E. Skuban. El copyright es del año  2007. El texto citado (p. 52) dice: La turba apedreó las casas de muchos peruanos, entre ellas, el hogar de un todavía pequeño Jorge Basadre de 7 años, quien afirmaba que lo ocurrido esa noche permanecía en él como "un recuerdo indeleble."
La edición virtual del libro en mención está en: http://bit.ly/YEXRpy

****La idea de este último párrafo viene del sitio alegriadetacna.blogspot.com



Roberto Freyre Arias


Propaganda peruana dirigida a los pueblos de Tacna y Arica.

martes, 12 de febrero de 2013

DBA vs CAVIARES


Las rabietas entre DBA y caviares en Lima me retrotraen a los famosos debates entre liberales y conservadores del siglo XIX.

La polémica que surgió en esa época fue de una altura intelectual sobresaliente (a diferencia de lo de ahora). Los discursos en el Parlamento, en la cátedra, en el púlpito eclesiástico y en los periódicos se daban día a día atizando la controversia; imperdibles para esto son las biografías de Bartolomé Herrera, los Gálvez y González Vigil, nuestro paisano. Todo así, inteligente, didáctico y motivador, este Debate Doctrinario resultó infructuoso, “el estéril diálogo entre liberales y autoritarios” dirá Basadre, sobre todo por la intención de polarizar al país entre dos posiciones en lugar de afirmar un común ideal nacional a pesar de éstas. Y si ahora nos ponemos a decir: “Estos conflictos los empezó Fulano de Tal o de Cual”, no hacemos más que continuar la disputa.

Es decir, lo importante no es que yo sea de izquierda o tú de derecha, o yo DBA y tu Caviar (o cualquiera de las chapas que tengan). El país no necesita un gobierno de derecha o uno de izquierda, sino el progreso* y bienestar de los que vivimos allí y eso no tiene como requisito un gobierno zurdo o diestro, sino uno peruano. Por eso me revientan los mezquinos: esos que ignoran o insultan todo lo que no venga de los que opinan como ellos.

Y también los intolerantes: esos que cuando uno comenta favorablemente algún dicho de Rey y Barba, lo burlan o menosprecian solo porque ellos son “de la DBA”, o porque si uno está de acuerdo con el padre Arana es un terrorista, o porque si está en favor de la mina es un traidor. No me joroben. Basadre, que tenía un carácter tranquilo,buscó siempre una mejor armonía entre peruanos. No obstante, nadie tiene el deber de aguantar a estos mezquinos o intolerantes.

Y acá en Tacna ya estoy viendo a los feisbukeros tomando posición por la Revocatoria capitalina. Tan pegado a la mente tenemos el centralismo.

El debate vale, evita que seamos fácilmente manipulados porque nos hace reflexionar e ilustrarnos; cuando nos hace detestarnos, persiste un valor, pero se torna contra nosotros.

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* En un sentido protestante del término. 





sábado, 9 de febrero de 2013

MI MÚSICA


Fue cuando vivía en Arequipa que un compañero de parrandas me enseñó La Música. Y lo anoto con mayúsculas porque, desde ese momento, la trova* pasó a ser la música de mi predilección. De ahí en adelante, he acumulado un bagaje de estas melodías dignas de cualquiera que quiera llamarse Fan.

Y creo que lo soy. Siempre he compartido mi gusto musical, aunque nunca he intentado imponerlo por razones obvias**. “Esa música antigua”, me dicen mientras tarareo sin parar esos sublimes ritmos. Mi trova es poesía***, es el oxígeno que mis pulmones necesitan y junto con The Beatles y Bob Marley se merecen, en mi opinión, todos los top10 en los rankings de la música.

Mi Trova es música de protesta. La entonan personas que se llaman a sí mismas Luchadoras y Revolucionarias; en parte algo de revolucionario soy: cómo no sentir indignación ante las injusticias que se ven y escuchan a diario y más aun cuando se es joven; aunque no necesariamente esta sana indignación lleve a que busquemos el remedio en la misma receta.

Algunos de sus representantes son conocidos, pero la mayoría están absolutamente ignorados por la gente común y corriente. Aprovecharé el espacio que tengo para hacerlos más hogaños.

Creo que Pablo Milanés es el más conocido de todos, inclusive una de sus canciones (Yolanda) la pasaban en las radios románticas del Perú.



Otro trovador del que se oye más o menos es Joan Manuel Serrat, español.


Con Facundo Cabral, con ese bohemio impenitente nos habremos topado en algunas ocasiones, no así con su maestro, el gran Atahualpa Yupanqui





Ya menos conocido, lamentablemente dado que es un músico de primera, está Silvio Rodríguez.


Finalicemos, claro, con un tocayo, el eterno Noel Nicola,



Y si pudiera caber, yo siempre consideré a Joaquín Sabina como trovador.



Definitivamente, no olvido al aporte femenino en La Trova, testimonio de ello son Mercedes Sosa o la fallecida hace no mucho Sara González.





Dejaré en claro, para terminar, que en estos personajes no se agota este feraz estilo musical (aunque los nombrados sí que son los más representativos). Lo que sí es que de música como esta está llena la memoria de mi celular Sony Ericsson patentado en algún país capitalista.


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*Yo la llamo LA TROVA, pero mi conceptualización está alejada de la “oficial”.
**Nadie puede  tener los mismos gustos.
***De hecho, ellos toman muchas poemas de autores importantes que sintonizan con sus ideas. He puesto en los videos algunos de ellos.








domingo, 6 de enero de 2013

"Los antitaurinos caen en un totalitarismo cultural"


No estoy en favor de lo que se conoce como CORRIDAS DE TOROS. Me parece un espectáculo grotesco y primitivo digno de ser desterrado de cualquier sociedad que se proclame civilizada. Pero tampoco se puede dar una crítica válida si no se conoce franca y detenidamente la posición de la otra parte; si se critica sin saber lo que el otro opina sobre el tema, eso se llama intolerancia y es el típico exclusivismo que afirma: "lo que yo creo es lo único verdadero, los que no piensan como yo son mentirosos, corruptos, etc."
Aquí, una entrevista que salió hoy día a un defensor de las corridas de toros. Merece la pena leerla, porque toda opinión respetuosa y meditada se lo merece.


 "Los antitaurinos caen en un totalitarismo cultural"

Todos los años, en noviembre, se dan cita, en los alrededores de Acho, los amantes de la tauromaquia y sus detractores. Pero para estos últimos no son suficientes las escenificaciones y vituperios, también buscan prohibir o mutilar esta manifestación cultural con iniciativas legales. Jaime de Rivero, abogado y periodista taurino, en su reciente obra Derecho y Cultura Taurina, les sale al frente con argumentos jurídicos y reclama para los amantes de la "fiesta brava" la protección constitucional del derecho humano a la cultura.

Correo: Un argumento central del movimiento antitaurino es que ninguna tradición, por arraigada que sea, debe estar por encima de la razón y la moral.

Jaime de Rivero: Las corridas de toros en el Perú son una verdadera fiesta nacional que late intensamente en provincias y comunidades. Por ello, quienes pretenden imponer su oposición a dicho espectáculo, caen en un totalitarismo o avasallamiento cultural. Consideran sus valores culturales privilegiados y superiores, lo que les daría una suerte de legitimidad para arrasar con otros valores culturales. Afortunadamente, como parte de la permanente evolución de la defensa de los derechos humanos, a partir de la segunda mitad del siglo XX comenzaron a desarrollarse los llamados derechos de tercera generación, que entre otros aspectos promueven la tolerancia respecto de la diversidad cultural como uno de los caminos para asegurar la paz. Si revisas la historia de la humanidad, detrás de cada guerra ha existido un intento de un grupo por imponer su particular cultura a los demás.

C: ¿No es la tauromaquia precisamente una expresión del avasallamiento cultural que trajo consigo la conquista española del Perú?

JdR: Es verdad que las culturas precolombinas fueron avasalladas durante la Colonia y casi se extinguieron. Pero también lo es, como sostenía el maestro José Antonio del Busto, que desde el nacimiento del primer mestizo, el Inca Garcilaso de la Vega, se dio inicio a un sincretismo cultural. La tauromaquia, como el idioma castellano y la religión católica, es un elemento permanente de ese sincretismo. Las corridas de toros son tan peruanas como el pisco, la música criolla, la marinera, el caballo de paso o las danzas de tijeras.

C: Pero en ninguna de ellas se produce el sacrificio de un animal.

JdR: Ese aspecto no enerva su condición de manifestación cultural, ni es causa para su prohibición. Lo que sucede es que la corrida de toros constituye un desafío para la cultura occidental dominante. Tanto o más que el sacrificio del toro, a sus detractores les molesta el rito, que un grupo de personas se reúna para "admirar la muerte". Pero esto no hace sino poner de relieve la dualidad ética de la cultura dominante, que para cubrir sus necesidades alimenticias, así como sus placeres gastronómicos, recreativos o suntuarios, sacrifica a miles de millones de animales de manera permanente. Esta verdad, que se esconde en establos y mataderos, es la que la tauromaquia de alguna manera saca a la luz al mostrar con autenticidad la muerte del toro bravo.

C: ¿De qué manera la tauromaquia se encuentra protegida por la Constitución y los tratados internacionales de derechos humanos?

JdR: El derecho a la cultura es inherente a la dignidad de todo ser humano y está reconocido en multitud de instrumentos internacionales, como la Declaración Universal de los Derechos Humanos o la Convención Americana de Derechos Humanos. En todos estos tratados, de los que el Perú es parte, se reconoce que los individuos tienen el derecho de participar en la vida cultural de su comunidad, como espectador, intérprete u organizador. Además, esos tratados impiden al Estado Peruano adoptar medidas o políticas públicas que atenten contra la conservación, desarrollo y difusión de las distintas manifestaciones culturales.

C: Pero en el Perú el Tribunal Constitucional (TC) declaró que no existe ningún argumento racional que justifique que el ser humano someta a torturas y dé muerte a los animales; más aún en espectáculos públicos.

JdR: Afortunadamente, el propio TC, en sentencias posteriores, ha sepultado ese argumento inverosímil. Primero, en la sentencia sobre la hoja de coca declaró que el Estado está obligado a respetar, reafirmar y promover todas las costumbres y manifestaciones culturales que forman parte de una sociedad pluricultural como la peruana, siempre que tales prácticas respeten los derechos fundamentales de las personas. Luego, en el 2011, reconoció expresamente el carácter de manifestación cultural de la tauromaquia y que por tanto las corridas de toros no pueden afectar la dignidad ni los derechos de quienes reprueben dicha práctica, en la medida que no sean obligados a presenciarlas.

C: ¿Qué pasaría en caso de prosperar un eventual referéndum respecto de una iniciativa legislativa para prohibir las corridas de toros?

JdR: El propio artículo 32° de la Constitución reconoce que no puede someterse a referéndum la supresión o disminución de derechos fundamentales. Los derechos culturales existen para proteger a las culturas minoritarias de las dominantes. Precisamente por ello su supervivencia no puede quedar sometida a una votación o referéndum que pretendería legitimar el abuso de una mayoría sobre una minoría.

C: Algunas personas proponen que se mantengan las corridas, pero eliminando las suertes que causan sufrimiento al animal, como las picas, las banderillas o la muerte del animal.

JdR: Esa propuesta no pretende salvar la vida del toro, solo impedir que los espectadores presencien su muerte. El verdadero propósito es destruir el espectáculo. El rito taurino posee una estructura ordenada, no por azar o crueldad, sino para la consecución de un fin. Como dice el maestro De Cossío, en la lidia se busca domeñar al toro. La disminución progresiva de sus facultades, por la pérdida de sangre, debe ser suficiente, pero no excesiva, para templar el espíritu de la fiera antes del lance definitivo. Sería tan absurdo como eliminar los arcos en una cancha de fútbol. Sin goles no hay espectáculo y la afición acabaría.

C: Finalmente, ¿qué opina del proyecto para prohibir el ingreso de menores a las corridas?

JdR: Es otra manera en que los antitaurinos pretenden someter a agonía esta manifestación cultural, impidiendo de paso la formación y desarrollo de nuevos toreros. Es un artificio sensacionalista y melodramático que busca cautivar a la población apelando deslealmente al interés más noble, como lo es la niñez.





"ARTE"






"CULTURA"


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